20110416

La Prensa Napoleónica


“No es suficiente para ser justo hacer el bien, es necesario además que los administrados estén convencidos. La fuerza está fundada sobre la opinión. ¿Qué es el gobierno? Nada si no cuenta con la opinión.” - Napoleón


Cuando Napoleón entra al poder, las cosas cambian para la voz popular que poco a poco iba resurgiendo.


Se comprende fácilmente que los primeros pasos que dio Napoleón tras el 18 Brumario fuesen someter a la prensa a una férrea aunque no declarada censura. En enero de 1800 suprimió sesenta periódicos parisienses, dejando sólo trece, alegando que entre los suprimidos se filtraba la propaganda enemiga, sobre todo la inglesa.


Estableció la obligación de la autorización previa para todos los periódicos políticos y dio a los prefectos de los Departamentos (provincias) amplias facultades en materia comunicativa, entre las que destacaba la suspensión preventiva de los periódicos no adictos al régimen.


Además estableció que la prensa no tenía formalmente restricciones temáticas pero estableció unos límites muy claros y nítidos: no se podían atacar los principios del pacto social; ni la soberanía nacional; ni la gloria de las armas francesas; ni el gobierno de las naciones amigas o aliadas, e incluso, de las enemigas si así no lo disponía el gobierno.                                                                                               


Para conseguir estos propósitos Bonaparte puso a su servicio un amplio grupo de periodistas a los que les daba multitud de detalles: argumentos que debían emplear en determinados temas; la longitud de los artículos; el momento en que debía aparecer determinada información, quién debía firmarla.


Solo se podía publicar a través del diario "El Monitor Universal" el cual era cuidadosamente verificado en la oficina de prensa antes de mandar a imprimir las copias .
Servía como instrumento de propaganda política.


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